Viajar me fascina pero hacerlo en avión aún más; me hace sentir un no sé qué en el estómago mezcla de excitación y felicidad, premisa de experiencias tan enriquecedoras como conocer gente, lugares y culturas nuevas. Aunque se trataba de un viaje largo ya había cruzado anteriormente “el charco” en un par de ocasiones, la primera vez para actuar en Washington DC y posteriormente por motivos personales a Venezuela, destinos de los que guardo preciosos recuerdos.