Almagro es un pequeño pueblo de la Mancha ubicado en la provincia de Ciudad Real. Cada verano se celebra desde hace 39 años el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, donde lugareños y vecinos conviven entre actores, técnicos y turistas durante todo el mes de Julio. Su emblemática Plaza Mayor teñida de ventanales verdes y sustentadas sobre columnas de piedra, se convierte en el espacio de encuentro de toda esta muchedumbre que disfruta del ambiente y la variedad de espectáculos programados cada noche.
Mi conexión con este encantador lugar es muy especial, ya que debido al oficio de mi padre pasé todos los veranos de mi infancia aquí, y volver despierta en mí miles de recuerdos, citas en verso, olores a campo y veladas hasta altas horas de la madrugada correteando por sus calles. Y es que el ritmo de vida durante el festival es totalmente nocturno; las representaciones comienzan a partir de las 22:45h de la noche cuando el sol deja de apretar con su incesante calor y da paso a que otros focos alumbren los escenarios.
El Hospital de San Juan es un espacio escénico al aire libre que durante el festival es la sede de la Compañía, donde siempre corona un estreno o pone el broche final a alguno de sus montajes teatrales. En ocasiones si se levanta la brisa da un respiro a los actores del intenso movimiento entre bambalinas, pero esta peculiaridad también puede dar algún que otro disgusto; el día del estreno diluvió, retrasando así la hora de inicio de todos los espectáculos afectados incluido el nuestro, hasta que finalmente el cielo dio una larga tregua que nos permitió estrenar sin interrupciones. Desde luego una anécdota para recordar.
He saboreado cada instante; los ensayos, las funciones, los aplausos y ovaciones, las buenas compañías, las conversaciones, el vino, la brisa, el sueño, las risas, y también las lágrimas de alegría, los abrazos y las despedidas. He respirado esta Zalamea como nunca, literalmente. Después de un año juntos no podía evitar sobrecogerme al saber que se cierra una etapa tan bella de mi vida. Ser participe en algo tan maravilloso como es hacer teatro rodeada de esta gran “familia” es una experiencia inolvidable.
Ver crecer y florecer día a día un montaje al que le hemos dedicado tanto trabajo y entrega, deja una gran sensación de satisfacción y dibuja una huella en el camino.
Published by: Blanca Agudo in Giras
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